Un
día, ya muy casando de cruzar el profundo río con mucha dificultad dijo
inocentemente: "Con tal de que hiciera un puente en este río, le
vendería mi alma al diablo."
Inmediatamente
apareció un hombre con saco y corbata, que le dijo: "Con gusto haré el
puente que tanto necesitas. Si lo termino antes de que cante el primer
gallo, tu alma será mía, sino me iré sin llevarme tu alma."

La
esposa entonces le dijo: "No te preocupes por nada, solo acuestate y
deja todo en mis manos. ¡El diablo no se llevará tu alma!".
Se
puso entonces la mujer a vigilar a los constructores del puente, y
cuando se dio cuenta que estaba cerca de terminarlo, comenzó a pisotear
con las piernas y cantar como un gallo. Esto causo que las gallinas se
despertaran y comenzaran a cacarear. El diablo desapareció y el puente
quedó sin terminar. Su alma se salvó.
Muchas
personas ha intentando terminar el puente, pero cada vez que ponían un
ladrillo o construían algo se caía. Según se dice, solo el diablo puede
terminarla, pero a cambio del alma de alguna persona
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